jueves, 14 de febrero de 2013

Elogio a la Pluma

© RAMIRO MOREYRA PORTILLA
13 de febrero de 2013

Estoy haciendo uso de un medio muy tradicional como es el escrito, en un modo en el que confluyen el periodismo y la literatura: la Columna de Opinión; y como es característica del género, debo hacerlo en un estilo muy personal; lo cual me encanta. Debo confesarles que hago esto por primera vez, así de manera frecuente, pero es también cierto que no es la primera vez que escribo en un diario, lo hago desde la época escolar. Para empezar, hoy me referiré al quehacer de mi propia profesión y particularmente a esta faceta del periodismo, que les aseguro llevo en la sangre con mucho orgullo. De antemano amable Señorita, Señora, Señor, o tal vez, Niña o Niño Lector, muchas gracias por “escucharme” cuando estoy… Pensando en Voz Alta!

Dentro de la comunicación, el periodismo es una añeja pero incólume labor que se readapta continuamente a las nuevas plataformas; así Internet le ha inyectado más valor al texto, de manera que el periodismo escrito se ha reafirmado como medio superior en el valor jerárquico, aunque no necesariamente en su carácter masivo. Ese viejo adagio Quechua de los tinterillos de otrora: “Qhelqan riman” explica su predominancia frente a lo radiofónico y lo televisivo, no obstante la instantaneidad que estos tienen por su naturaleza descriptiva, analítica y crítica; evidentemente la prensa escrita cada día pierde lectores en su versión de papel, pero los gana más en su versión “on line” o digital. La cotidiana reunión de lectores en los puestos de periódico, que busca el eco de la prensa frente a los acontecimientos, es todavía el termómetro del sentir popular; entonces, los textos impresos en papel aún son el faro de la opinión pública, aunque también los de las pantallas digitales de todo tamaño que muestran la palabra escrita de manera instantánea, mas no efímera.
En estas circunstancias me hallo iniciando un nuevo ciclo en la faceta periodística, con mi autoimpuesta tarea de escribir semanalmente. Bueno, y… ¿Quién soy? …pues un comunicador social cusqueño, egresado de la carrera profesional de Ciencias de la Comunicación de la UNSAAC; alumno entre otros docentes de “Chalito”, cariñoso apodo del profesor Eduardo Moscoso Vásquez, quien antes fuera Jefe de Redacción de El Sol; él todavía nos hablaba del chibalete y otros tipos de la prensa plana cada vez más raros, cuando ruidosamente el offset impregnaba -con su mono y luego policromía- a la industria gráfica, y del novelista Enrique Rosas Paravicino, ahora amigo y consocio del Instituto Americano de Arte.
Cabe señalar que mis primeros artículos los publiqué en los periódicos del Cusco gracias al ejemplo de mi papá. Recuerdo vívidamente como el joven profesor Federico Moreyra Jara se sentaba frente a su máquina de escribir Olympia, y cual afiatado pianista, con sus diez dedos iniciaba solitarios conciertos a golpe limpio de teclas; luego de muchos minutos o tal vez pocas horas, y sólo después de superar la crítica de su esposa, la solícita maestra Elsa Nida Portilla Salas, ya estaban listos sus artículos para los diarios Expreso de Lima y el Sol del Cusco, de los que fue corresponsal, y para los boletines mimeografiados que editaba en los pueblos donde se desempeñó como docente; pero además, como promotor del desarrollo, compromiso que por voluntad propia asumía con los vecinos de lejanos pueblos de Apurímac y Cusco, donde anduve también; es así que soy quechuahablante nato.
Uno escribe lo que piensa, y piensa a partir de lo que siente; y uno siente porque observa, rememora situaciones o simplemente por algo que nos contaron. Ordenar las ideas y ponerlas “en blanco y negro” es una actividad tan antigua como la invención misma de la pluma; y hoy todavía es posible que hagamos un manuscrito o una breve redacción a máquina de escribir, pero es improbable hacerlo de manera usual sin el procesador de texto de una PC o de un gadget.
Ya estamos ad portas de tener autómatas que obedezcan a nuestra voz, consecuentemente muy pronto ya no digitaremos sino dictaremos nuestros escritos. Por otro lado, la propia máquina leerá los textos para nosotros; o tal vez, pronto las columnas de opinión serán a viva voz del autor y hasta con su imagen holográfica; entonces, en el futuro verdaderamente escucharán lo que estoy… Pensando en Voz Alta; mientras tanto, por favor lean esta columna, en la que cada siete días abordaré temas diversos, especialmente los referidos a la actualidad local y regional; pero no descuidaré lo nacional ni lo mundial. ¡Hasta la próxima semana Wayqe Panaykuna!

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