sábado, 23 de marzo de 2013

Poder de Comunicación


© RAMIRO MOREYRA PORTILLA 

20 de febrero de 2013


Agradezco a los lectores -varones y mujeres- que me hicieran llegar sus mensajes de congratulación por esta formal irrupción en el periodismo de opinión, y comentarios sobre el tema abordado en “Elogio a la Pluma”, que los recibiera personalmente, por teléfono y a través del correo electrónico. Esta retroalimentación me da pie a seguir haciendo metacomunicación; es decir, comunicar sobre la propia comunicación, incluyendo lo que la semana pasada se me quedara en el tintero; todavía a manera de presentación, antes de empezar a tratar cuestiones de actualidad e interés, propiamente.

 Ciencias de la Comunicación es una de las sapiencias modernas más vertiginosas porque los fenómenos comunicativos -objeto de estudio de ella- son los más revolucionarios; eso a su vez, debido al incesante desarrollo tecnológico, sobre todo de internet, que no es otra cosa sino la concurrencia de medios escritos, visuales, sonoros y audiovisuales en la red y de las extensiones multisensoriales, como los teléfonos celulares, smartphones, tablets o tabletas, las laptops y mini laptops; por cierto, sin menospreciar a las abultadas computadoras de los hogares ni a las “lentium” de nuestras tercermundísimas cabinas.

Ya estamos en ese universo que vislumbraron futurólogos, escritores de ciencia ficción y cineastas: la aldea global, la era digital y la realidad virtual; esa que ahora es más real e imprescindible que nunca, ¿No vemos cotidianamente -tanto a gringos como a paisanos típicos- con sus dispositivos electrónicos en mano o chateando en el inter? Hoy, ni la distancia ni la diversidad cultural, étnica, religiosa, idiomática o etaria, ni la diferencia de estrato social o estilo de vida son impedimento para la interacción humana; pues es fácil comunicarse entre seres conectados global, digital y virtualmente; aunque en la generalidad de los casos, estas personas jamás lleguen a encontrarse físicamente.

A cada instante se producen fenómenos comunicativos antes imposibles, cuasi interpersonales; como los de Facebook, Twitter, Skype y otras redes sociales, donde los contenidos y sus consecuentes clics a “Me Gusta” y comentarios de feedback o retroalimentación marcan las tendencias de la opinión pública local o mundial. Esa respuesta hace que la “simple información” se convierta por instantes cada vez más prolongados en “verdadera comunicación”; es decir, que se cierre el círculo del proceso. Claro, ese retorno ya se daba antes mediante el comentario cara a cara, el correo postal o el teléfono; pero ahora, con internet esa ida y vuelta es asombrosamente instantánea y extraordinariamente masiva; pero también -cada vez más- maravillosamente interpersonal.

El otro día, apenas vi el nombre de un solicitante de contacto el mi "FB" recordé a “El Vidalino”, un periódico anual impreso en la entonces Editorial Garcilaso de la Beneficencia Pública, que la Asociación de Padres Familia del Colegio Humberto Vidal Unda publicara durante varios años de la primera mitad de la década del 80; fue una magnífica oportunidad para que los estudiantes del plantel divulgáramos nuestros artículos y poemas. Recuerdo que los papás se sentían muy orgullosos al leer el nombre de sus hijos bajo los escritos y gran complacencia al ver -en texto y números- la rendición de cuentas de mi padre el profesor Federico Moreyra y del Sr. Marcial Kawamura, presidente y tesorero de esa APAFA respectivamente. Ahora ya se rinde cuentas por e-mail o página web.

De esta manera me dirijo a ustedes; a través de mi modesta tribuna, justamente en tiempos en que la Capital Histórica del Perú vive una hilarante discusión por la permanencia o no de una estatua sobre la pileta de su Plaza Mayor; cuando al viejo Antonio Lorena ya se le escaparon todas las almas, pero que felizmente es porque después de una delicada y seguramente laaarrrga intervención ese hospital ha de sanar y recuperar toda su vitalidad; cuando parece verdad que el muuuyyy anhelado proyecto de aeropuerto internacional finalmente aterrizará en Chinchero; cuando el acelerado crecimiento urbano de nuestra ciudad ya devora sus lomas, en tanto que los edificios del valle empiezan a trepar su aire, ese histórico soplo que en el centro se torna más tóxico y estresante; y cuando ya existen dos equipos de fútbol profesional que animan su otra vez “inconcluso” estadio, con lo cual Cusco tiene su corazón partido en dos, mitad rojo y mitad celeste.

Saben, deseo que esta nuestra columna genere un proceso de comunicación fluido, lo cual sólo será posible con sus continuas “metaopiniones”; es decir, sus permanentes comentarios sobre lo que estoy Pensando en Voz Alta. ¡Hasta la próxima semana!